Nuestro país es un claro ejemplo de consumidor de la industria cultural. Al televidente se le da lo más digerible, como parte de la masividad, que ya tenemos claramente identificada.
Hasta aquí, todo bien.
Sin embargo, nuestra televisión nacional está lamentablemente invadida de
programas poco educativos –por no decir nada educativos- que empobrecen la
capacidad del televidente de adquirir nuevos conocimientos que enriquezcan su
bagaje cultural. Por el contrario, abarrotan la mente con mensajes
inconscientes en su mayoría negativos, que quedan enraizados en el receptor,
ocasionando como consecuencia que, nuestro país se quede en el mismo lugar: la
mayor parte de la sociedad peruana no tiene un nivel educativo y cultural de
vanguardia; mientras que un mínimo sector avanza, pero no a gran escala.
Es importante señalar
que, nuestro país se encuentra en vías de desarrollo. Y es un rol fundamental
de los medios de comunicación masiva, implantar en el televidente la ideología
de la búsqueda de educación y cultura; pues, ser retrógradas no genera un
crecimiento intelectual, por el contrario, nos ubica en un mismo plano en el
cual sólo damos vueltas.
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