La Obra Cumbre de Gabriel García Márquez: “Cien Años de Soledad”, no sólo es reconocida como un símbolo supremo de Literatura Latinoamericana por su alto contenido mágico-realista ni porque La Real Academia de la Lengua Española haya creado una edición de ella y la haya hecho pública a nivel mundial generando grandes ganancias tanto económicas como culturales; sino porque, su elaboración está plagada de grandes anécdotas, que humanizan una vez más al Premio Nóbel de 1982.
Un año y medio le costó a Gabo trabajar en su obra maestra, atravesó por
una crítica época económica, pero siempre apoyado por su esposa y acompañado de
sus inseparables amigos que escuchaban de cuando en cuando el capítulo de la
novela contado por él mismo en ocasiones en las que compartía amenas reuniones
con ellos. ¡Lo sorpresivo para sus amigos artistas fue que, al momento de
publicar la novela, descubrieron que ésta era totalmente distinta a la que él
les había transmitido oralmente!... Sucede que García Márquez es supersticioso
y creía que si contaba los capítulos de la novela tal y como iban a ser
publicados, podría “irse el duende”
Una vida orientada con devoción a su carrera, a ser consecuente con sus
deseos de publicar y ser un gran escritor como ya lo demostró, lo identifica
como un hombre absolutamente culto y que, independientemente de ello, es muy
capaz de brindar al mundo la riqueza de la literatura que tiene la magia de
transportarnos por incontables e inimaginables parajes, de tener una
perspectiva más ámplia de lo que vemos y de lo que no hemos visto aún.
¡Larga Vida, Gabo!
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