Somos ciudadanos conscientes de que,
el objetivo de Sendero Luminoso es llegar al poder mediante una guerra
sanguinaria que podría dañarnos en incontables aspectos. Pero además de ello,
es necesario ser consciente de que Perú en 1990 se acogió a la Convención de
los Derechos del Niño y a pesar de ello, Sendero Luminoso está violando los
derechos de seres inocentes, cultivando en ellos la violencia y haciéndolos
trabajar voluntaria u obligatoriamente.
La pregunta es: ¿Qué espera el
Gobierno Peruano y aún no toma cartas en el asunto? ¿Por qué no se determina un
plan en concreto para poder terminar con la violencia terrorista y los daños
que ya están ocasionando en la infancia peruana?
Observamos que estamos frente a una
política de gobierno que flaquea ante un problema de éste grosor y
lamentablemente: a pesar de estar dentro de un pacto internacional (La
Convención de los Derechos del Niño), no se hace nada para evitar o reducir el
problema.
¡Qué pena! Por los niños senderistas
y por nuestro País que en lugar de evolucionar, parece que involuciona.
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